Primera jornada de este ciclo de conferencias sobre Barakaldo. A los mandos de la proyección, Fernando; entre el público, a la derecha, la presi y, a la izquierda, el que escribe. Lo que sigue, sin que sirva de precedente, es una crónica muy personal de lo visto esta tarde.
Se ha podido comprobar que las jornadas son "para todos" porque los temas, además de ser de Barakaldo, son bastante "entendibles". Los primeros invitados un
técnico de los Servicios municipales (Pruden Loureiro), el
presidente del Centro Andaluz (Antonio Barroso) y un
baserritarra y aizkolari (Julián Larrea).
Previamente, el Alcalde de Barakaldo,
Tontxu Rodríguez, ofreció unas palabras de reconocimiento además de ese
"Barakaldo, capital de la Comarca de la Margen Izquierda" que quedó muy bonito.
Lo primero que el coordinador de Servicios municiales,
Pruden Loureiro, le enseñó a su mujer cuando llegaron a Barakaldo fue El Regato. Y es que quería causar buena impresión porque dice que
"si ve el resto, no se viene". Aquel Barakaldo de comienzos de los 70 era gris, muy gris. En cambio, asegura que hoy
"Barakaldo tiene mejor luz que la ciudad de la luz (Paris)" y acertó a decir que habían mejorado muchas cosas aunque nunca se consigue tener todo como se pretende.
"Nuestros conductores (de los camiones de basura) no se bajaban de los vehículos al llegar a Argalario por miedo a la invasión de ratas que había". ¡Menos mal que ya no es como antes! Del área en el que trabaja dependen los controles del agua que llega a las casas y fue curioso que comentara que
"yo bebo agua, agua del grifo, no de Solares", aunque en la mesa estaba bebiendo agua de botellín. Por cierto, que los vasos que les pusieron a los conferenciantes daban un tono amarillento, ¿quizá los compraron en el todo a cien? El efecto era muy peculiar porque cuando echaban agua del botellín (transparente), aparecía de color amarillo dentro del vaso. ¿Sería whisky? Cosas del directo.
Antonio Barroso, asegura que desde que llegó a Barakaldo en la década de los 50, con apenas 17 años, todo ha cambiado. En la mili de entonces hizo las veces de maestro de los que, a diferencia de él, no sabían leer ni escribir. Llegado a Barakaldo asegura que entonces "Barakaldo no era nada, Barakaldo eran muy pocos habitantes". Su integración en el municipio fue tal que desde el principio se involucró en el movimiento vecinal. Su lucha por las reivindicaciones en el municipio junto a otros ciudadanos en aquellas asociaciones de vecinos le ocasionaron momentos de peligro.
"El alcalde Cano era un déspota, los municipales eran dioses, te arrestaban y te tenían en comisaría el tiempo que hiciera falta. Cano llamó a un municipal y le pidió que me detuviera y me diera una pasada porque le había llamado ladrón". Eran otros tiempos, cuando la crítica al gobernante suponía arresto, paliza o ... No es extraño que diga que
"mis apuntes los tengo en la cabeza". Como para llevar encima notas comprometedoras.
Julián Larrea, personaje a seguir (¡lástima no haberle pillado cuando hacía la columna de El Correo!), tiene un caserío, en El Regato (¿o era Gorostiza?), donde entre otras cosas trabaja la madera y colecciona un total de 53 hachas diferentes.
"Hay quien colecciona sellos", dice. Por cierto que anima a visitar su caserío y dice que hasta preguntando a los perros se le encuentra. Osea que conocido, debe ser conocido. Aizkolari de toda la vida, se queja de que
"ni los periodistas conocían Barakaldo. Pensaban que en Barakaldo sólo había hierro y polvo". Munitibar (cronista de temas rurales, si no recuerdo mal en El Correo de hace años), que sabía de sus hazañas como cortador de troncos le preguntó una vez que si se entrenaba "cortando hierro". Se queja de que se ha cuidado poco lo antiguo para construir y construir, expropiar y expropiar. Nacido en El Valle, se trasladó a Barakaldo por asunto de faldas. ¡Vaya! que se casó con una de El Regato.
Al margen de unos pequeños problemillas técnicos con el proyector que no acababa de calentar motores, la proyección de los audiovisuales estuvo bien y creo que gustó. Aunque eso de ponerlos al final tiene su pega y es que no todo el mundo aguanta. No sé qué ocurrirá el miércoles con el de Jesus.
Para terminar, una anécdota. Una señora que antes de la proyección se había quejado al coordinador de Servicios municipales de que Barakaldo estaba más sucio ahora que hace años cambió de opinión después de ver los dos audiovisuales. Ver para creer. Como colofón una frase de Loureiro:
"La ciudad más limpia no es la que más se limpia, es la que menos ensucia".